Debido a su contenido de agua y tasa de flujo, la saliva limpia físicamente los alimentos y detritos de la cavidad oral al eliminar las fuentes que promueven la acidez. También diluye y elimina los ácidos orgánicos de la placa dental. Asimismo, la saliva contiene electrolitos y moléculas orgánicas que minimizan las disminuciones en el pH local, y crea un ambiente que favorece la remineralización. Por ejemplo, el bicarbonato de sodio y los fosfatos, junto con otros componentes salivales, actúan como amortiguadores o agentes neutralizantes en la saliva.21 Además, una proteína salival llamada sialina tiende a aumentar el pH salival a niveles neutros.19,21 La saliva también está sobresaturada con iones de calcio y fosfato, lo que aumenta la probabilidad de la remineralización.19,21